La Revolución Silenciosa de 17 Centímetros: ASRock H810TM-ITX Crónica de un Futuro que se Ensambla Pieza a Pieza
Hay una guerra silenciosa librándose en los mostradores de nuestras tiendas, en las aulas de nuestros colegios y en los vestíbulos de nuestros aeropuertos. No es una guerra de marcas o de sistemas operativos. Es una batalla contra la obsolescencia, la lentitud y la estupidez.
ASRock acaba de desplegar su nueva arma: una placa base de 17cm que nadie verá, pero cuyo impacto todos sentiremos.
Seamos honestos por un momento. Todos hemos vivido esa pequeña tragedia moderna: el kiosco de autogestión que se congela justo antes de confirmar el pago.
La pantalla de información del aeropuerto que muestra un error azul de Windows mientras corremos para no perder un vuelo.
El ordenador “todo en uno” de la recepción de un hotel que tarda una eternidad en abrir una simple reserva. Son pequeños infiernos cotidianos, fallos en la Matrix que nos recuerdan la fragilidad de la infraestructura digital que damos por sentada.
Durante años, la solución a estos problemas parecía ser la nube.
Conectar todo a servidores remotos y potentísimos que harían el trabajo pesado. Pero esta solución trajo sus propios demonios: la latencia, la dependencia de una conexión a internet perfecta y las crecientes preocupaciones por la privacidad de los datos.
La panacea de la nube resultó ser, en muchos casos, un parche glorificado. El problema de fondo persistía: los dispositivos en el “borde” —esos terminales con los que interactuamos directamente— seguían siendo, en esencia, cajas tontas.
Y es en este campo de batalla, en la lucha por dotar de inteligencia real al hardware que nos rodea, donde el anuncio de ASRock con su nueva placa H810TM-ITX cobra una relevancia que trasciende la simple ficha técnica.
No estamos hablando del lanzamiento de un nuevo teléfono o un portátil. Estamos hablando de la materia prima con la que se construirá la próxima generación de herramientas inteligentes. Es una declaración de principios que dice: la revolución no será en la nube, será aquí mismo, en el dispositivo.
El Dilema del Arquitecto Digital con ASRock H810TM-ITX
Para entender el valor de esta placa, primero hay que ponerse en la piel de su verdadero cliente: el integrador de sistemas. Esta figura, a menudo anónima, es el arquitecto del mundo digital tangible.
Es la empresa que diseña y ensambla el kiosco del cine, el sistema de punto de venta de una cadena de cafeterías o la flota de mini PCs de una corporación. Su trabajo es un acto de equilibrio casi imposible.
Por un lado, sus clientes exigen rendimiento, velocidad y capacidades de vanguardia, como la inteligencia artificial. Por otro, imponen restricciones brutales: el chasis debe ser diminuto, el consumo energético mínimo, el sistema debe ser capaz de funcionar 24 horas al día, 7 días a la semana, a menudo en entornos llenos de polvo y con escasa ventilación.
Y, por supuesto, el presupuesto siempre es ajustado.
El integrador vive con un miedo constante: la obsolescencia. Elegir una plataforma tecnológica que se quede corta en dos años significa clientes furiosos y contratos perdidos.
Necesitan componentes que no solo resuelvan los problemas de hoy, sino que tengan la flexibilidad y la potencia para anticipar los de mañana. Necesitan confianza. Y esa confianza se construye sobre la base de un componente fundamental: la placa base. Es el lienzo sobre el que pintarán su solución.
Aquí es donde la propuesta de ASRock con la H810TM-ITX se vuelve fascinante. No es una placa que intente serlo todo para todos. Es un bisturí de precisión diseñado para resolver, punto por punto, el dilema del integrador.
Anatomía de un Pequeño Gigante
Analizar la H810TM-ITX como una lista de características es perder de vista el panorama general. Es más útil pensar en ella como un organismo, un sistema nervioso central diseñado para un propósito específico.
El Núcleo Cognitivo: La Era de la IA Local
El corazón de la placa es su capacidad para albergar los procesadores Intel Core Ultra Serie 2 (LGA1851) de hasta 65W. Esta no es una elección casual. Estos chips son la encarnación de la nueva era de la computación personal, una donde la inteligencia artificial no es un servicio remoto, sino una capacidad intrínseca del hardware gracias a las Unidades de Procesamiento Neuronal (NPU) integradas.
Como subraya Hernán Chapitel, Director de Ventas para Latinoamérica de ASRock, la capacidad de usar procesadores “con aceleración de IA” es un cambio de paradigma. Significa que el kiosco de comida rápida no necesita enviar el video de su cámara a un servidor para analizar cuántos clientes hay en la fila; puede hacerlo localmente.
La pizarra digital del aula puede subtitular la lección del profesor en tiempo real sin depender de la conexión a internet del colegio. La privacidad se fortalece, la latencia desaparece y la fiabilidad se dispara. La caja deja de ser tonta.
Complementando este cerebro, la placa soporta hasta 128 GB de RAM DDR5, el estándar de memoria que garantiza que el sistema no se ahogue al procesar grandes volúmenes de datos o ejecutar múltiples tareas simultáneamente. Es la memoria a corto plazo que necesita un cerebro potente para funcionar sin cuellos de botella.
Los Reflejos y la Memoria a Largo Plazo: Un Sistema de Almacenamiento Magistral
Si el CPU y la RAM son el cerebro, el sistema de almacenamiento son los reflejos y la memoria. Y aquí, la H810TM-ITX ofrece una flexibilidad que roza la genialidad en un espacio de 17×17 cm. La combinación de un puerto M.2 PCIe Gen5x4, un segundo M.2 PCIe Gen4x4 y dos puertos SATA3 es una obra maestra de pragmatismo.
Un integrador puede, por ejemplo, instalar el sistema operativo en una unidad Gen5, logrando una capacidad de respuesta y unos tiempos de arranque casi instantáneos. La unidad Gen4 puede albergar las aplicaciones y los datos de uso frecuente, garantizando una agilidad excepcional. Y los puertos SATA pueden usarse para unidades de almacenamiento masivo y económico, para guardar registros, copias de seguridad o grandes catálogos de productos. Esta jerarquía de almacenamiento permite optimizar al máximo el rendimiento y el coste, adaptando la configuración a las necesidades exactas del cliente final.
El Aparato Sensorial: Un Mundo Multipantalla
Vivimos en un mundo de pantallas. Un solo monitor ya no es suficiente en muchos entornos profesionales o comerciales. La H810TM-ITX nace para orquestar este universo visual. Con una salida DisplayPort 1.4, dos HDMI 2.1 y un conector LVDS, puede manejar de forma nativa hasta tres pantallas independientes.
Pero la clave está en los detalles. El conector HDMI interno es una solución de ingeniería brillante para los sistemas “Todo-en-Uno”, eliminando cables y simplificando el ensamblaje. El conector LVDS es la puerta de entrada para conectar directamente los paneles de kioscos y sistemas embebidos, un detalle técnico que ahorra a los integradores tiempo, dinero y complejidad.
Y por si fuera poco, la opción de añadir Thunderbolt 4 es la guinda del pastel. Un único puerto que lo hace todo: datos a 40Gbps, video para múltiples monitores 4K y suministro de energía. Es el sueño de un entorno de trabajo minimalista y ultraeficiente.
La Jugada Maestra: No es un Producto, es una Plataforma
Quizás la decisión más inteligente de ASRock no sea la H810TM-ITX en sí misma, sino el hecho de que es la base de una familia que incluye los modelos B860TM-ITX y Q870TM-ITX. Esto transforma la oferta de un simple componente a una plataforma de desarrollo completa y escalable.
Un integrador puede diseñar un único chasis y luego, dependiendo de los requisitos del cliente, poblarlo con la placa adecuada. ¿Necesita una solución básica y económica? La H810. ¿Necesita manejar cuatro pantallas y la máxima seguridad que ofrece el chip TPM 2.0 de serie? Elige la Q870.
Esta estrategia reduce drásticamente los costes de diseño y fabricación para los integradores y les da una agilidad tremenda para responder a un mercado diverso. Como dice Chapitel, les permite entregar “soluciones personalizadas con confianza”. Y esa confianza es el activo más valioso en el negocio de la tecnología B2B.
La Revolución Silenciosa: Crónicas de los Innovadores Anónimos que Ensamblan el Futuro de Latinoamérica
El Sonido del Progreso No Es un ‘Bip’, Es un ‘Clic’
El aire en las colinas de Antioquia, a las afueras de Medellín, huele a tierra húmeda y a café en flor. Allí, un pequeño productor, lejos de las salas de juntas de Silicon Valley, desliza su dedo por la pantalla de una tableta robusta.
Los gráficos que aparecen no son de un juego, sino el pulso vital de su finca: niveles de humedad del suelo, temperatura, acidez. Los datos fluyen desde una red de sensores discretos, diseñados y ensamblados no en Shenzhen, sino en un taller de la ciudad.
A mil quinientos kilómetros al norte, en un bullicioso local de Crepes & Waffles en Bogotá, una familia ordena su comida a través de un menú digital vibrante y dinámico que responde al instante, un sistema que entiende el ritmo y el sabor local porque fue concebido a pocas cuadras de allí.
Mientras tanto, en un rincón de la Ciudad de México, el dueño de una pequeña tiendita de barrio procesa un pago digital y registra la venta de un refresco en un terminal de punto de venta compacto y sencillo, una herramienta que le permite competir, por primera vez, en igualdad de condiciones con las grandes cadenas.
Estos momentos, aparentemente inconexos y cotidianos, son las manifestaciones visibles de una transformación tectónica y silenciosa que está redefiniendo el panorama tecnológico de América Latina.
Mientras los titulares globales se centran, con razón, en los espectaculares unicornios del software regional como Rappi, Nubank o Kavak , una revolución más fundamental, y quizás más resiliente, está ocurriendo en un nivel más profundo: el del hardware.
No es una revolución de dispositivos llamativos ni de marcas globales, sino una de inteligencia distribuida, de capacidad de cómputo incrustada discretamente en el tejido de la vida diaria. Es una revolución liderada no por gigantes tecnológicos, sino por una red capilar de integradores de sistemas locales, universitarias y startups ingeniosas que han descubierto el poder de los componentes.
spin-offsEn el corazón de esta transformación se encuentra una pieza de tecnología que, por su naturaleza, está diseñada para ser invisible: la placa base Thin Mini-ITX. Con sus modestas dimensiones de 17 por 17 centímetros, este componente es mucho más que un simple circuito. Es una metáfora, una “joya invisible” que simboliza un cambio de paradigma fundamental.
Representa el bloque de construcción accesible, versátil y fiable que está empoderando a una nueva generación de creadores locales. Este informe narra la historia de cómo se está abandonando el viejo modelo de importar costosas y rígidas “cajas negras” de hardware terminado, para abrazar un nuevo paradigma: el de ensamblar soluciones a medida, pieza por pieza.
Es la crónica del trascendental paso de ser meros consumidores de tecnología a convertirse en sus arquitectos. Esta es la historia de la revolución silenciosa, contada no a través de comunicados de prensa, sino a través de las soluciones que ya están funcionando, ensamblando el futuro de Latinoamérica, clic a clic.
El Terreno Fértil: Por Qué Ahora y Por Qué Aquí
Para comprender la magnitud de esta revolución silenciosa, es imperativo analizar el sustrato sobre el que crece. América Latina no es simplemente un mercado emergente; es un laboratorio de innovación con condiciones únicas que han creado un entorno excepcionalmente fértil para este nuevo modelo de desarrollo tecnológico.
Una confluencia de saltos tecnológicos, cambios demográficos y catalizadores económicos ha preparado el escenario para que los innovadores locales tomen el protagonismo.
El Gran Salto (The Great Leap): Leapfrogging como Ventaja Competitiva
El concepto de “salto de rana” o leapfrogging tecnológico describe cómo una sociedad puede progresar tecnológicamente de forma no lineal, saltándose etapas intermedias que otras regiones consideraron indispensables. Históricamente, la falta de infraestructura en ciertas áreas, como las redes telefónicas de cobre o la penetración masiva de tarjetas de crédito, se consideraba una desventaja. Hoy, paradójicamente, se ha convertido en una ventaja estratégica formidable.
La región no tuvo que “desaprender” sistemas heredados ni invertir miles de millones en la actualización de infraestructuras obsoletas. Pudo saltar directamente a las soluciones más modernas y eficientes.
Este fenómeno es evidente en múltiples sectores. Así como muchos países en África y Asia pasaron directamente de no tener teléfono a tener un smartphone, omitiendo la era del teléfono fijo, América Latina ha adoptado soluciones mobile-first con una velocidad asombrosa.
El ejemplo más claro es el de los pagos móviles. Mientras que en gran parte del mundo desarrollado las tarjetas de crédito han sido la norma durante décadas, en muchos países latinoamericanos su penetración fue limitada.
Esto creó un vacío que fue llenado directamente por soluciones de pago digital y fintech, que encontraron un público sin hábitos preexistentes que romper.
Este contexto de “pizarra en blanco” ha condicionado a los consumidores y a las empresas a esperar y adoptar soluciones nativas digitales, ágiles y descentralizadas, el tipo exacto de soluciones que se pueden construir con hardware modular y adaptable.
Retrato de una Generación Conectada
El motor de esta adopción acelerada es una demografía vibrante y profundamente digitalizada. América Latina es una región joven, con un porcentaje significativo de su población menor de 35 años.
Esta generación no solo creció con internet, sino que vive a través de él. Las estadísticas para el período 2024-2025 pintan un cuadro elocuente: en México, el grupo de edad con mayor uso de internet es el de 18 a 24 años, con una penetración del 97%. A nivel regional, se estima que en 2024 habrá 413 millones de usuarios de internet móvil, con una penetración del 65%.
Pero los números por sí solos no cuentan toda la historia. El comportamiento de este usuario digital latinoamericano es sofisticado y exigente. Pasan una cantidad considerable de tiempo en línea; en países como Brasil y Colombia, el tiempo diario en redes sociales supera la media mundial. Son escépticos ante la publicidad tradicional y valoran la autenticidad por encima de todo.
Un estudio de 2024 reveló que casi el 80% de los consumidores de la región prefiere una reseña honesta de un usuario común a la recomendación de un influencer famoso.
Esta demanda de experiencias fluidas, instantáneas y auténticas crea una presión constante sobre las empresas para que ofrezcan interfaces y servicios impecables, desde el quiosco de un cine hasta el terminal de pago de una tienda.
La Digitalización Forzada: El Legado de la Pandemia en las PYMES
Si el leapfrogging y la demografía prepararon el terreno, la pandemia de COVID-19 fue el acelerador que encendió el motor. Para las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), que constituyen la columna vertebral de la economía latinoamericana, la digitalización pasó de ser una opción a una cuestión de supervivencia.
Un informe de Telefónica Hispanoamérica reveló un cambio drástico en la mentalidad empresarial: antes de la pandemia, alrededor del 50% de sus clientes PYMES no consideraba relevante digitalizarse; después, esa cifra se invirtió, con un 80% declarando que la digitalización era crucial para su negocio.
Este despertar forzado generó una demanda masiva y repentina de soluciones tecnológicas. Sin embargo, las PYMES enfrentaban barreras significativas: falta de conocimiento técnico, miedo a la complejidad y presupuestos limitados. No podían permitirse las soluciones integrales y costosas de los grandes proveedores internacionales.
Necesitaban herramientas asequibles, fáciles de implementar y adaptadas a sus necesidades específicas. Esta brecha en el mercado fue la oportunidad de oro para los integradores locales. Armados con componentes estandarizados y asequibles, pudieron ofrecer exactamente lo que el mercado pedía: soluciones a medida, escalables y con un soporte cercano y en el mismo idioma.
Esta confluencia de factores ha creado un escenario único. El fenómeno del leapfrogging de los consumidores ha generado una oportunidad paralela a nivel empresarial.
A diferencia de sus homólogos en mercados más maduros, muchas PYMES latinoamericanas no están atadas por décadas de sistemas de TI heredados, como servidores anticuados, software propietario o complejas redes cableadas.
Esta “pizarra en blanco” las hace increíblemente receptivas a soluciones modernas, flexibles y basadas en la nube, construidas sobre hardware simple y potente.
No están reemplazando tecnología antigua; están adoptando tecnología por primera vez, y están saltando directamente a la vanguardia. El integrador local no necesita preocuparse por la compatibilidad con un sistema de hace veinte años.
Puede ofrecer una solución “a la medida”, sin sobreingeniería, perfectamente adaptada a las necesidades del presente.
Este es el terreno fértil donde las semillas de la revolución silenciosa no solo han germinado, sino que están floreciendo.
Tabla 1: El Pulso Digital de Latinoamérica: Indicadores Clave (2024-2025)
Indicador | Brasil | México | Colombia | Argentina | Chile |
Población Total (millones) | 216.4 | 128.5 | 52.1 | 45.8 | 19.6 |
Penetración de Internet (%) | 81% | 83.1% | 79% | 90% | 92% |
Conexiones Móviles (% Pob.) | 98% | 97% | 131% | 127% | 133% |
Población 18-34 años (%) | ~25% | ~27% | ~28% | ~26% | ~24% |
Contribución PYMES al PIB (%) | ~27% | ~52% | ~40% | ~44% | ~25% |
Inversión VC (2023, USD) | $1.1B | $660M | $260M | $130M | $360M |
La Pieza Maestra: Anatomía de una ‘Joya Invisible’
En el núcleo de esta revolución no hay un algoritmo disruptivo o una aplicación viral, sino un objeto físico, modesto y a menudo ignorado: la placa base.
Específicamente, formatos como el Thin Mini-ITX se han convertido en los catalizadores silenciosos de la innovación. Para entender por qué, es necesario desmitificar esta pieza de tecnología y verla no como un conjunto de chips y puertos, sino como un agente de empoderamiento y democratización.
Más Allá del Silicio: ¿Qué Es un ‘Thin Mini-ITX’ y Por Qué Importa?
A simple vista, una placa base Thin Mini-ITX es un cuadrado de circuito impreso de 17×17 centímetros. Pero su verdadero valor no reside en sus especificaciones técnicas, sino en los beneficios que estas habilitan.
Su tamaño compacto le permite desaparecer, integrándose discretamente en el chasis de un quiosco de autoservicio, detrás de una pantalla de señalización digital o dentro de la carcasa de un terminal de punto de venta.
Su bajo consumo de energía y su eficiencia térmica significan que puede operar de forma continua, 24 horas al día, 7 días a la semana, en entornos exigentes como una cocina caliente, un almacén polvoriento o una terminal de transporte concurrida, sin necesidad de complejos y ruidosos sistemas de refrigeración.
Quizás lo más importante es su robusta y estandarizada conectividad (I/O). Viene equipada con una multitud de puertos (USB, HDMI, Ethernet, etc.) que le permiten interactuar con una amplia gama de periféricos: lectores de códigos de barras, impresoras de recibos, pantallas táctiles, sensores, cámaras y sistemas de pago.
Esta versatilidad la convierte en una especie de navaja suiza para el integrador de sistemas. No es una solución para un solo problema; es la base sobre la cual se pueden construir infinitas soluciones.
El Hardware como Agente Democratizador
La verdadera trascendencia de componentes como este radica en su poder democratizador.
Durante décadas, el desarrollo de soluciones de hardware a medida era un dominio exclusivo de corporaciones multinacionales con enormes presupuestos de investigación y desarrollo. Crear un dispositivo fiable desde cero requería equipos de ingenieros, complejas cadenas de suministro y economías de escala masivas.
La disponibilidad de placas base potentes, estandarizadas y asequibles ha demolido estas barreras.
Un pequeño equipo en un taller de Bogotá, Santiago o Ciudad de México ahora tiene acceso a la misma tecnología fundamental que un gigante en Shenzhen o Silicon Valley.
Ya no necesitan reinventar la rueda diseñando el núcleo computacional de su dispositivo.
Pueden tomar un componente probado y fiable como la placa ASRock H810TM-ITX y centrar su energía, su ingenio y su capital en lo que realmente aporta valor: el software, la carcasa, la integración de periféricos y, sobre todo, la adaptación de la solución final a las necesidades precisas del mercado local.
Esto ha dado lugar al surgimiento de un nuevo ecosistema de startups especializadas en hardware a medida, que pueden ofrecer soluciones personalizadas de forma rápida y rentable.
De la Caja Negra a la Caja de Herramientas
Este cambio representa una transición fundamental de un modelo de “caja negra” a un modelo de “caja de herramientas”.
Una solución de hardware importada, como un quiosco de autoservicio de una marca global, es una caja negra: es opaca, su funcionamiento interno es un secreto propietario, no se puede modificar y, si se estropea, a menudo requiere un técnico especializado de la marca, lo que implica altos costos y largos tiempos de espera.
Es una solución rígida que obliga al cliente a adaptarse a ella.
En contraste, un sistema construido localmente a partir de componentes modulares es una caja de herramientas. Es transparente. El integrador local conoce cada pieza.
Si un componente falla, puede ser reemplazado fácilmente por otro de un proveedor diferente. Si el cliente necesita una nueva funcionalidad, como un lector de NFC o una cámara adicional, se puede añadir sin tener que reemplazar todo el sistema.
Este modelo no solo es más flexible y rentable, sino que también fomenta la resiliencia y el desarrollo de capacidades técnicas locales. El conocimiento se queda en la región, generando un círculo virtuoso de experiencia y soberanía tecnológica.
Esta dinámica tiene implicaciones estratégicas profundas, especialmente en un mundo post-pandemia marcado por la incertidumbre geopolítica y la fragilidad de las cadenas de suministro globales.
La dependencia de un único proveedor extranjero para un producto terminado es un riesgo significativo. Si ese proveedor enfrenta problemas de producción, logística o aranceles, el flujo de tecnología hacia la región puede detenerse. El modelo de ensamblaje local, basado en componentes estandarizados, mitiga este riesgo.
Un integrador en México puede obtener una placa base de un fabricante, una fuente de poder de otro y una carcasa de un productor local. Si un proveedor falla, puede buscar alternativas.
Esta capacidad de adaptación y reparación local no es solo una ventaja económica; es un pilar de resiliencia estratégica. La revolución silenciosa no solo está creando soluciones más baratas o mejor adaptadas; está construyendo, discretamente, una base tecnológica más autónoma y robusta para toda la región, un quiosco, un sensor y un punto de venta a la vez.
Ecosistemas en Ebullición: Historias desde el Terreno
La verdadera esencia de esta revolución no se encuentra en las hojas de especificaciones técnicas ni en los informes de mercado, sino en las historias de los innovadores que están en el terreno, resolviendo problemas reales. Estas crónicas desde Bogotá, Ciudad de México, los Andes colombianos y la Patagonia argentina ilustran cómo la combinación de ingenio local y hardware accesible está forjando soluciones concretas y de alto impacto.
Bogotá: La Ciudad que Habla en Pantallas (Señalización Digital)
En una oficina con vistas al ajetreo de la Autopista Norte de Bogotá, una ingeniera llamada Sofía, que trabaja para una empresa local como Enmedio o Digital Signage Colombia, se enfrenta a un desafío.
Una querida cadena nacional de restaurantes, famosa por su ambiente único y su menú creativo, quiere modernizar la experiencia en sus locales. Han explorado soluciones de señalización digital de proveedores alemanes y coreanos, pero se han topado con una pared de rigidez.
Los sistemas son carísimos, el software es inflexible, no se integra fácilmente con su sistema de inventario local y las plantillas de diseño se sienten genéricas, desprovistas del alma de la marca.
El equipo de Sofía propone un enfoque radicalmente diferente. En lugar de una “caja negra”, ofrecen una “caja de herramientas”. Su propuesta se centra en una solución a medida construida alrededor de placas base Thin Mini-ITX. Cada placa, oculta tras una pantalla de alta definición, actúa como un cerebro independiente y potente.
Utilizando un software de gestión de contenidos desarrollado internamente, el equipo de marketing del restaurante puede actualizar menús, promociones y contenido visual en cientos de locales de todo el país desde una única interfaz web, en tiempo real.
La victoria de la empresa de Sofía no se basa solo en el costo, aunque su solución es significativamente más asequible. Ganan por la flexibilidad. Pueden diseñar una interfaz que refleje la identidad visual exacta de la marca, integrar el sistema con el software de punto de venta local para que los platos agotados desaparezcan automáticamente del menú y desarrollar animaciones que capturen la energía vibrante de la cultura colombiana.
Si una placa falla en un restaurante de Cali, un técnico local puede reemplazarla en horas, no en semanas. El cliente final nunca lo nota. Solo experimenta un servicio impecable, una interacción fluida que parece magia. Pero no es magia; es el resultado del ingenio local, ensamblado pieza a pieza. Clientes como McDonald’s, Porsche y Cine Colombia ya confían en estas soluciones locales, demostrando su fiabilidad y eficacia en los entornos más exigentes.
Ciudad de México: La Venganza de la Tiendita (Retail y POS)
Daniel es un joven ingeniero egresado del ITAM. Creció en un barrio de la Ciudad de México donde la vida social y económica giraba en torno a la tiendita de la esquina, regentada por la misma familia durante generaciones. Ahora ve cómo estas tiendas luchan por sobrevivir, aplastadas por la eficiencia logística y el poder de compra de las cadenas de conveniencia como OXXO.
El problema, observa Daniel, es un cuello de botella tecnológico. Los dueños de las tiendas no pueden permitirse los complejos y caros sistemas de punto de venta (POS) de marcas como Oracle o SAP, pero sin digitalización, no pueden gestionar su inventario, aceptar pagos con tarjeta o con códigos QR, ni ofrecer servicios adicionales como recargas telefónicas o pago de facturas.
Junto a dos compañeros, Daniel funda una startup con una misión clara: crear un “POS para el pueblo”. Su producto, que desarrollan en un pequeño espacio de coworking, es un terminal todo en uno, compacto y resistente.
El corazón del dispositivo es una placa Mini-ITX de bajo costo, elegida por su fiabilidad y su capacidad para funcionar con un sistema operativo Android ligero y personalizado. La carcasa está diseñada para ser a prueba de derrames y caídas, una necesidad en el caótico entorno de una tienda concurrida.
El software es la clave. Es increíblemente intuitivo, con iconos grandes y un flujo de trabajo que imita la forma en que los tenderos ya trabajan con su libreta y su calculadora.
Se integra con los principales proveedores de pago digital de México y tiene un sistema de inventario simple que alerta al dueño cuando las existencias de un producto están bajas. El modelo de negocio es un alquiler mensual bajo, sin grandes costos iniciales. La solución de Daniel no es solo un producto; es una herramienta de empoderamiento.
Permite a miles de pequeños comerciantes competir en la economía digital, optimizar sus operaciones y ofrecer nuevos servicios a su comunidad. Es la tecnología invisible que nivela el campo de juego, asegurando que el corazón del comercio de barrio siga latiendo con fuerza.
Los Andes Colombianos: Del Grano de Café al Dato (AgroTech)
Isabella se graduó en ingeniería mecatrónica en Medellín, una ciudad que se ha convertido en un vibrante centro de startups tecnológicas. Su familia ha cultivado café en las laderas de Antioquia durante generaciones. Ella ha visto de primera mano cómo el cambio climático está haciendo que la agricultura sea cada vez más impredecible.
Las lluvias llegan en momentos inesperados, las temperaturas fluctúan y las plagas se vuelven más resistentes. Sabe que las grandes corporaciones agrícolas utilizan la agricultura de precisión, con drones y sensores satelitales, para mitigar estos riesgos.
Pero esas soluciones, diseñadas para las vastas y planas llanuras de Iowa, son inútiles y prohibitivamente caras para los pequeños productores de las empinadas y remotas montañas colombianas.
Con la ayuda de un profesor y un compañero, Isabella funda una startup de AgroTech. Su objetivo es democratizar la agricultura de precisión. Diseñan una red de sensores IoT de bajo costo, robustos y alimentados por energía solar.
Cada nodo sensor, encargado de medir la humedad del suelo, la temperatura y la humedad ambiental, está construido en torno a una placa de computación compacta y de bajo consumo. La clave de su innovación no está solo en el hardware, sino en la comunicación.
En lugar de depender de una conexión a internet inexistente en muchas zonas rurales, los sensores utilizan una red LoRaWAN de largo alcance y bajo consumo para enviar pequeños paquetes de datos a una pasarela central ubicada en la finca.
Desde la pasarela, la información se procesa y se traduce en recomendaciones sencillas y accionables.
En lugar de una compleja aplicación de escritorio, los agricultores reciben alertas y consejos directamente en su WhatsApp, una herramienta que ya utilizan a diario. Inspirados por el modelo de startups como CurubaTech, que conectan a agricultores con agrónomos a través de plataformas sencillas , el sistema de Isabella podría enviar un mensaje como:
“Alerta: humedad del suelo en el lote 3 por debajo del 20%. Se recomienda regar en las próximas 12 horas”.
Esta simple intervención puede salvar una cosecha. Es una solución de alta tecnología con una interfaz humana, diseñada para el contexto real de los Andes, que demuestra cómo el hardware adecuado puede convertir los datos en prosperidad.
Patagonia Argentina: Conectando la Salud en el Fin del Mundo (HealthTech)
En un laboratorio de la Universidad Nacional de San Martín, en colaboración con la empresa de alta tecnología INVAP, un ingeniero llamado Martín trabaja en un proyecto que aborda un problema de vida o muerte. En las vastas y escasamente pobladas estepas de la Patagonia, en la provincia de Río Negro, el acceso a la atención médica especializada es un lujo.
Para una familia en un pueblo remoto, una consulta con un cardiólogo o un dermatólogo puede significar un viaje de dos días en autobús por caminos de ripio. Las consecuencias de esta brecha son trágicas: enfermedades crónicas no diagnosticadas, afecciones tratables que se complican y una sensación de aislamiento.
El equipo de Martín está desarrollando una solución de telemedicina pensada para este entorno extremo. No se trata de una simple aplicación de videollamadas, que sería inútil dada la conectividad a internet intermitente y de bajo ancho de banda de la región. Su creación es un “maletín médico digital”, una estación de telemedicina portátil y todo en uno.
Dentro de una carcasa robusta y resistente, se encuentra el corazón del sistema: una placa base compacta y fiable, elegida por su estabilidad y bajo consumo de energía. A esta unidad central se conectan una serie de periféricos de diagnóstico de alta calidad: un estetoscopio digital, un electrocardiógrafo de 12 derivaciones, un otoscopio con cámara de alta definición y un monitor de presión arterial.
El software está diseñado para la comunicación asíncrona. Una enfermera en un puesto de salud rural puede realizar un examen completo al paciente, grabando los sonidos del corazón y los pulmones, capturando imágenes del tímpano o la piel y registrando un ECG completo. Todos estos datos se almacenan localmente.
Cuando el sistema detecta una ventana de conectividad, por precaria que sea, comprime los datos y los envía en pequeños paquetes a un servidor central en el hospital de la ciudad. Horas más tarde, un especialista puede revisar el caso completo, con datos clínicos de alta fidelidad, y enviar un diagnóstico y un plan de tratamiento.
Este sistema no reemplaza al médico, sino que proyecta sus sentidos a cientos de kilómetros de distancia, superando las barreras de la geografía y la infraestructura digital para llevar atención de calidad al fin del mundo.
Los Arquitectos del Ecosistema: Talento, Capital y Obstáculos
Las historias de innovación en Bogotá, Ciudad de México y la Patagonia no surgen en el vacío. Son el resultado de un ecosistema en maduración, una compleja interacción de cultura, educación, capital y una saludable dosis de desafíos que moldean y dirigen el ingenio local.
Para comprender la sostenibilidad y el potencial de la revolución silenciosa, es necesario analizar a los arquitectos de este nuevo panorama: las personas que lo construyen, el dinero que lo financia y los obstáculos que deben superar.
La Cultura Maker: De ‘Cacharrear’ a Crear Empresas
En el corazón de la innovación en hardware se encuentra un cambio cultural: la transición de un consumo pasivo a una creación activa. Este es el espíritu del movimiento maker global, que en América Latina adquiere un matiz particular. Se fusiona con una larga tradición de ingenio y recursividad, a menudo denominada rebusque o “cacharrear”: la habilidad de reparar, adaptar y crear con los recursos disponibles. Hoy, esta mentalidad se está uniendo a la tecnología moderna.
Espacios como Göra Makerspace en Medellín son un ejemplo perfecto de este fenómeno. Fundado por un equipo que creía en la creación de una cultura donde cualquiera pudiera inspirarse y producir algo significativo, Göra es más que un taller con impresoras 3D, cortadoras láser y herramientas electrónicas.
Es un centro comunitario donde artistas, ingenieros y emprendedores se mezclan, colaboran y aprenden unos de otros. Estos espacios desmitifican la tecnología y proporcionan las herramientas y el conocimiento práctico para que las ideas se conviertan en prototipos.
Esta cultura está recibiendo un impulso institucional. En Colombia, iniciativas como el proyecto ImpActo Maker, lanzado por el Ministerio de Educación, buscan llevar la filosofía de “aprender haciendo” a las aulas de todo el país, utilizando la inteligencia artificial y otras herramientas digitales para fomentar la creatividad y la resolución de problemas locales.
Estos programas están creando un semillero de talento, una nueva generación que no ve la tecnología como una caja negra, sino como un conjunto de bloques de construcción con los que pueden dar forma a su realidad.
La Academia como Cuna de Innovación
La cantera de donde provienen muchos de los fundadores y ingenieros que lideran esta revolución es la universidad. Las instituciones académicas de la región han evolucionado más allá de la enseñanza teórica para convertirse en motores de innovación aplicada.
Programas de vanguardia en ingeniería mecatrónica, robótica y sistemas ciberfísicos están proliferando en universidades de primer nivel como el ITAM y el Tecnológico de Monterrey en México, o la Universidad de los Andes en Colombia.
Estos programas forman profesionales con una visión multidisciplinar, capaces de integrar la mecánica, la electrónica, la computación y el control automático para crear sistemas inteligentes.
Más importante aún, fomentan una mentalidad de proyecto y emprendimiento. Grupos estudiantiles como RoboTec del Tec de Monterrey en Guadalajara no solo compiten en torneos mundiales de robótica en lugares como Brasil, sino que también desarrollan soluciones prácticas para problemas reales, aprendiendo a trabajar con recursos computacionales limitados y a resolver problemas complejos en equipo.
Estas experiencias son el campo de entrenamiento perfecto para la creación de startups de hardware, donde la optimización de recursos y la ejecución ágil son fundamentales para el éxito.
El Capital Inteligente: La Perspectiva del Venture Capital
Históricamente, los fondos de venture capital (VC) en América Latina se han centrado abrumadoramente en el software. Los modelos de negocio de software como servicio (SaaS) o las plataformas de mercado son más fáciles de escalar, requieren menos capital inicial (capex) y no conllevan las complejidades logísticas y de fabricación del hardware. Sin embargo, esta perspectiva está comenzando a cambiar a medida que el ecosistema madura.
Firmas líderes como la argentina Kaszek y la brasileña Monashees, aunque famosas por sus inversiones en gigantes del software, tienen tesis de inversión lo suficientemente amplias como para abarcar la actual ola de innovación en hardware.
El mandato de Kaszek es invertir en “cualquier industria donde la tecnología y la innovación… ofrezcan una posibilidad de disrupción significativa y creación de valor”. A medida que las soluciones de hardware a medida demuestran su capacidad para resolver problemas masivos en sectores clave como el retail, la agricultura y la salud, se alinean perfectamente con esta tesis.
Los inversores están reconociendo que el verdadero valor no está en el hardware en sí, sino en la solución integral que este habilita. Una startup que vende quioscos no es una empresa de hardware; es una empresa de optimización de la experiencia del cliente. Una empresa que vende sensores agrícolas no es un fabricante de electrónica; es una empresa de gestión del rendimiento de los cultivos.
Este enfoque en la solución final, en lugar del objeto físico, está haciendo que los modelos de negocio basados en hardware sean mucho más atractivos para el capital de riesgo. El crecimiento exponencial de la inversión de VC en la región en los últimos años, que alcanzó los 19.5 mil millones de dólares en 2021, crea un entorno con más capital disponible para emprendedores audaces, incluidos aquellos que se atreven a construir en el mundo físico.
La Odisea de Kiwibot
La trayectoria de Kiwibot, la startup de robots de reparto, es quizás el ejemplo más completo del potencial y los desafíos de construir una empresa de hardware desde América Latina.
Su historia encapsula todo el ecosistema en acción. Fundada en 2017 por un equipo de emprendedores colombianos liderado por Felipe Chávez y Sergio Pachón, la idea nació de una necesidad muy concreta: mientras estudiaban en UC Berkeley, se sorprendieron por el altísimo costo de los repartidores humanos en Estados Unidos, un marcado contraste con la asequibilidad de este servicio en Colombia. Su solución fue radical: reemplazar al humano con un robot.
Su viaje ilustra los desafíos de la fabricación. Los primeros prototipos eran rudimentarios, casi caseros. Para escalar, tuvieron que adoptar un enfoque global: los robots fueron diseñados en California por colombianos y fabricados en Shenzhen, China.
Esto demuestra una realidad ineludible: para la producción en masa de hardware complejo, Asia sigue siendo el epicentro mundial. Sin embargo, Kiwibot convirtió esta aparente dependencia en una ventaja estratégica.
Aprovecharon el talento local colombiano para las partes de la operación que requerían ingenio humano y adaptabilidad. Crearon un centro de operaciones en Bogotá y Medellín, donde supervisores remotos monitoreaban la flota de robots y podían tomar el control con mandos de Xbox para navegar situaciones complejas, como cruzar una calle concurrida.
Esto no solo cumplía con las regulaciones de California, sino que creaba empleos de alta tecnología en Colombia, a menudo para estudiantes, dándoles una valiosa experiencia en robótica y aprendizaje automático.
Con el tiempo, a medida que la empresa crecía y aseguraba financiamiento, Kiwibot dio el siguiente paso lógico en su evolución: estableció su propia línea de ensamblaje de robots en Medellín.
Este movimiento, de la externalización global a la producción local, es un microcosmos de la maduración de todo el ecosistema. Demuestra que, si bien la fabricación de componentes básicos a gran escala puede no ser viable, el ensamblaje, la personalización y el desarrollo de sistemas complejos sí lo son. Hoy, Kiwibot opera en campus universitarios y ciudades de Estados Unidos y Oriente Medio, un testimonio del potencial global de una idea nacida de un problema local y nutrida por el talento latinoamericano.
La experiencia de Kiwibot y los desafíos inherentes a la fabricación en la región revelan una verdad estratégica fundamental. Las dificultades para producir hardware en masa en América Latina —debido a cadenas de suministro menos desarrolladas, falta de proveedores especializados y obstáculos regulatorios — actúan como un poderoso filtro.
Desalientan los intentos de competir frontalmente con los gigantes de la electrónica de consumo de Asia, un juego que la región probablemente perdería.
En cambio, este “obstáculo” obliga a los innovadores a centrarse en la verdadera ventaja competitiva de América Latina: un profundo conocimiento del mercado local, una agilidad para adaptarse a necesidades específicas y una habilidad única para integrar componentes existentes de maneras novedosas y valiosas.
La revolución silenciosa no se trata de fabricar los microchips, sino de ser los mejores del mundo en ensamblarlos en soluciones que resuelvan problemas reales para la gente de la región. La aparente debilidad en la manufactura masiva se convierte, así, en una fortaleza estratégica que impulsa la creación de sistemas a medida de alto valor.
El Futuro No Se Descarga, Se Construye
La narrativa del progreso tecnológico a menudo se cuenta en términos de disrupción, de cambios sísmicos liderados por figuras visionarias y empresas que alcanzan valoraciones astronómicas. La historia de la revolución silenciosa en América Latina es diferente.
Es más tranquila, más distribuida y, en última instancia, más arraigada en la realidad.
No es una historia sobre descargar el futuro desde una nube lejana, sino sobre construirlo, pieza por pieza, en los talleres, laboratorios y espacios de coworking de la región.
Esta transformación se basa en una confluencia única de factores. El fenómeno del leapfrogging ha creado una sociedad digitalmente nativa, libre de las ataduras de la tecnología heredada.
Una demografía joven y conectada exige experiencias fluidas e instantáneas, mientras que una vasta red de PYMES, empujadas a la digitalización por la necesidad, busca desesperadamente soluciones tecnológicas asequibles y adaptadas.
Sobre este terreno fértil, la llegada de componentes de hardware potentes, estandarizados y asequibles —simbolizados por la “joya invisible” de la placa Thin Mini-ITX— ha actuado como un agente democratizador, poniendo el poder de la creación de hardware en manos de innovadores locales.
Por Marcelo Lozano – General Publisher IT CONNECT LATAM
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