Propiedad Intelectual

Propiedad Intelectual y el Futuro de la AI 2025 el “killer” creativo

Mientras el mundo avanza en la integración de la IA, Propiedad Intelectual y el Futuro Competitivo en todos los sectores productivos, una interpretación legal anacrónica en América Latina amenaza con dejar fuera de la protección de autor a las obras creadas con asistencia de IA.

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Este enfoque no solo representa un freno a la innovación, sino que pone en riesgo la competitividad de las industrias creativas y tecnológicas de la región, abriendo la puerta a una nueva era de fuga de talentos y pérdida de inversión.

Este análisis desglosa el desafío, explora el panorama regulatorio global y propone una hoja de ruta para que la región se posicione como un actor relevante en la nueva economía creativa digital.

La Encrucijada Regulatoria de la IA en LATAM

América Latina se encuentra en una encrucijada estratégica que definirá su rol en la economía global de las próximas décadas. La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una tecnología emergente para convertirse en un motor fundamental de la productividad y la creatividad.

Desde la optimización de cadenas de suministro hasta la creación de contenido audiovisual, la IA generativa está redefiniendo los procesos productivos.

Sin embargo, este avance tecnológico se enfrenta a una barrera formidable: marcos de propiedad intelectual concebidos en una era pre-digital, que son incapaces de abordar la complejidad de la colaboración hombre-máquina.

El núcleo del problema radica en una pregunta aparentemente simple: ¿quién es el autor de una obra creada con una participación significativa de la IA?

Una interpretación estricta y literal de leyes como la Ley Federal del Derecho de Autor en México podría concluir que, si una herramienta no humana participa en la creación, la obra carece de la “impronta personal” necesaria para la protección y, por lo tanto, debe caer en el dominio público. Esta visión, aunque legalista, es tecnológicamente miope y económicamente peligrosa.

La seguridad jurídica es el oxígeno del ecosistema de innovación. Sin ella, los inversores no arriesgan capital, las empresas no desarrollan nuevas tecnologías y los creadores no dedican tiempo y recursos a la experimentación.

Si América Latina se convierte en una región donde la creatividad asistida por IA queda legalmente desprotegida, las consecuencias serán directas: los talentos más brillantes y las startups más prometedoras migrarán a jurisdicciones con reglas más claras y modernas, como Estados Unidos o la Unión Europea.

No estamos ante un debate filosófico abstracto; estamos ante una decisión de política industrial con implicaciones económicas de miles de millones de dólares.

Este documento analizará en profundidad el estado de la cuestión, desmitificando el proceso creativo con IA, comparando las soluciones que se están implementando a nivel global y delineando un camino a seguir para que América Latina no quede relegada a ser una mera consumidora en la revolución de la IA.

El Núcleo del Debate Legal: Autoría Humana en la Era del Algoritmo

Para comprender la magnitud del desafío, es esencial desglosar los conceptos jurídicos que están en juego y cómo colisionan con la realidad tecnológica. El derecho de autor, consolidado en tratados internacionales como el Convenio de Berna, se fundamenta en dos pilares: la originalidad de la obra y la autoría humana.

La tecnología de IA generativa pone a prueba las definiciones tradicionales de ambos conceptos.

La IA como Herramienta Sofisticada, no como Autor Consciente

El primer y más importante punto de consenso a nivel global es que la IA, en su estado actual, no puede ser considerada una autora. Carece de personalidad jurídica, conciencia, intencionalidad y libre albedrío, elementos indispensables para ser sujeto de derechos y obligaciones.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación en México ya ha sentado una jurisprudencia valiosa al respecto, reconociendo que la IA no posee la voluntad requerida para ser titular de derechos.

Sin embargo, concluir que la IA no es autora no resuelve el problema; de hecho, lo abre. Si la máquina no es la autora, ¿significa que nadie lo es? Aquí es donde reside la falacia. Negar la autoría humana en una obra asistida por IA es análogo a los siguientes escenarios históricos:

  • Fotografía: En el siglo XIX, se debatió intensamente si la fotografía era un arte o un mero proceso mecánico. Los críticos argumentaban que la cámara, una máquina, hacía todo el trabajo. Hoy, es indiscutible que el fotógrafo es el autor, ya que es su visión, encuadre, elección de la luz, el momento y la post-producción lo que define la obra.
  • Música Electrónica: La llegada de los sintetizadores y el software de producción musical (DAWs) fue recibida con escepticismo. ¿Podía un músico que usaba loops pregrabados o algoritmos para generar melodías ser considerado un compositor? La respuesta es un rotundo sí. La herramienta no anula la curación, el arreglo, la mezcla y la intención artística del productor musical.
  • Arquitectura y Diseño: El software de Diseño Asistido por Computadora (CAD) y los programas de modelado 3D son indispensables hoy en día. Estos programas realizan cálculos complejos y sugieren soluciones estructurales, pero el arquitecto sigue siendo el autor intelectual y legal del diseño.

La IA generativa es la evolución exponencial de estas herramientas. Es un socio de sparring, un asistente de investigación y un generador de borradores de una potencia sin precedentes, pero la chispa creativa, la dirección estratégica, el juicio estético y la decisión final siguen siendo dominios exclusivamente humanos. La ley debe evolucionar para reconocer el esfuerzo y la originalidad en el proceso de dirección de estas herramientas, no solo en el acto físico de trazar una línea o escribir una palabra.

Análisis Comparado: El Panorama Regulatorio Global

Mientras América Latina debate los fundamentos, las principales economías del mundo ya están implementando marcos regulatorios pragmáticos. Analizar sus enfoques ofrece una valiosa hoja de ruta de posibles soluciones.

Estados Unidos: El Enfoque del “Aporte Humano Sustancial”

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La Oficina de Copyright de los Estados Unidos (USCO) ha adoptado una postura de liderazgo, estableciendo un enfoque pragmático y basado en casos. Su doctrina central es que una obra es protegible si es el resultado de la autoría humana, y el uso de IA no destruye esa autoría siempre que la contribución humana sea “sustancial” y no “meramente mecánica”.

  • Caso “Zarya of the Dawn”: En este caso emblemático, la USCO otorgó protección a la novela gráfica de Kristina Kashtanova, pero con una salvedad crucial. Protegió el texto y la disposición de las imágenes (elementos creados directamente por Kashtanova), pero denegó la protección a las imágenes individuales generadas con Midjourney, argumentando que el proceso de “prompting” no implicaba un control creativo suficiente sobre el resultado final de la imagen.
  • Caso “Théâtre D’opéra Spatial”: La obra de Jason Allen, que ganó un concurso de arte en Colorado, inicialmente recibió una negativa de registro. La USCO argumentó que Allen no había demostrado un nivel de control creativo suficiente, describiendo su proceso como meramente dar instrucciones a una máquina. Esto subraya que la carga de la prueba recae en el creador humano, quien debe demostrar cómo su intervención fue fundamental.

La política de la USCO exige transparencia. Los solicitantes deben revelar si utilizaron IA en la creación de su obra y explicar el grado de contribución humana. Este enfoque, aunque aún en evolución, proporciona un equilibrio: no prohíbe la protección, pero exige un umbral de creatividad humana demostrable.

Unión Europea: Regulación Basada en Principios y Riesgos

La UE está abordando el desafío desde una perspectiva más holística y regulatoria a través de su ambiciosa Ley de Inteligencia Artificial (AI Act). Aunque esta ley se centra principalmente en la gestión de riesgos de los sistemas de IA, tiene implicaciones directas para la propiedad intelectual.

El enfoque europeo se basa en la transparencia y la atribución. Por ejemplo, la AI Act exige que los sistemas de IA generativa que producen contenido dejen claro que este ha sido generado artificialmente (“deepfakes”, etc.).

En el ámbito del copyright, el Parlamento Europeo ha estado debatiendo la necesidad de que las empresas que desarrollan modelos de IA revelen qué datos protegidos por derechos de autor utilizaron para su entrenamiento (el debate sobre Text and Data Mining o TDM).

En cuanto a la autoría, la tendencia en la UE es similar a la de EE. UU.: solo las obras originales que reflejen la “propia creación intelectual del autor” son protegibles.

El desafío será definir qué nivel de interacción con una IA cumple con este requisito. El enfoque europeo es más lento y deliberativo, pero busca crear un marco único y armonizado para sus 27 estados miembros, proporcionando una enorme seguridad jurídica una vez que se establezca.

China: El Pragmatismo Estratégico

China presenta un modelo fascinante y dual. Por un lado, el gobierno está invirtiendo masivamente en el desarrollo de la IA como una prioridad de Estado para alcanzar la supremacía tecnológica. Por otro, mantiene un control estricto sobre el contenido y la propiedad intelectual.

Recientemente, un tribunal de Internet de Beijing dictaminó a favor de un demandante, reconociendo los derechos de autor sobre una imagen generada por IA.

El tribunal argumentó que el demandante había invertido un esfuerzo intelectual considerable en la selección de los prompts, el ajuste de los parámetros y la elección de la imagen final que se ajustaba a su visión estética.

Esta sentencia es significativa porque se aleja de una interpretación mecanicista y reconoce la creatividad en el proceso de interacción con la IA.

El enfoque chino es eminentemente pragmático: si reconocer la autoría en obras asistidas por IA incentiva la innovación y fortalece su industria tecnológica, la ley se interpretará de esa manera.

Este pragmatismo contrasta con el enfoque más basado en principios de la UE o el enfoque casuístico de EE. UU.

El Alto Costo de la Inacción: Impacto Económico en América Latina

Una regulación restrictiva u obsoleta no es un simple inconveniente legal; es una barrera directa al desarrollo económico. Las industrias creativas y tecnológicas, a menudo denominadas la “Economía Naranja”, son un motor de crecimiento cada vez más importante para la región.

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), antes de la pandemia, las industrias creativas y culturales representaban entre el 2% y el 6% del PIB en varios países de la región, generando millones de empleos.

La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) ha señalado que los sectores intensivos en derechos de autor son cruciales para las economías modernas.

Si la legislación latinoamericana expulsa del marco de protección a los creadores que usan IA, el impacto negativo se sentirá en múltiples sectores:

  1. Publicidad y Marketing: Las agencias creativas utilizan IA para generar borradores de campañas, crear imágenes para redes sociales y redactar textos publicitarios. Sin protección de autor, las agencias no podrían garantizar a sus clientes la exclusividad sobre el material, destruyendo su modelo de negocio.
  2. Industria del Videojuego: Este es uno de los sectores de más rápido crecimiento en países como Brasil y México. Los estudios de desarrollo utilizan IA para generar texturas, personajes no jugables (NPCs), paisajes y otros activos digitales. La falta de protección sobre estos activos haría inviable la inversión en el desarrollo de nuevos juegos.
  3. Producción Audiovisual y de Contenidos: Desde la generación de guiones hasta los efectos especiales y la creación de bandas sonoras, la IA se está integrando en todo el flujo de trabajo. Creadores de contenido en plataformas como YouTube o TikTok, que son una fuente vital de ingresos para miles de jóvenes, verían su trabajo desprotegido.
  4. Desarrollo de Software: Herramientas como GitHub Copilot, que utilizan IA para sugerir y completar código, son cada vez más comunes. Una interpretación legal restrictiva podría generar dudas sobre la propiedad del software desarrollado con estas herramientas, afectando a todo el sector tecnológico.

El resultado predecible es una fuga de talentos 2.0. No solo migrarán científicos e ingenieros, sino también artistas digitales, diseñadores, programadores de videojuegos y emprendedores tecnológicos.

Se llevarán su talento y sus futuras empresas a mercados donde el ecosistema legal les ofrezca la certidumbre necesaria para innovar y crecer.

Desmitificando el Proceso Creativo: Más Allá del “Apretar un Botón”

Uno de los mayores obstáculos para una legislación sensata es la percepción errónea de que la creación con IA es un proceso trivial y automatizado. Esta visión ignora la complejidad, la habilidad y el esfuerzo humano que implica dirigir estas herramientas para obtener resultados de alta calidad.

Un flujo de trabajo profesional con IA generativa no es un acto único, sino un proceso iterativo y multifacético:

  1. Conceptualización e Ideación: El proceso comienza en la mente humana. El creador define el objetivo, el estilo, la emoción, la composición y el mensaje de la obra. Esta etapa es puramente humana y estratégica.
  2. Ingeniería de Prompts (Prompt Engineering): Esta es una nueva disciplina en sí misma. No se trata de escribir una simple frase. Un prompt efectivo puede tener cientos de palabras, incluyendo comandos técnicos sobre el estilo artístico (ej. “al estilo de Rembrandt”), la composición (“plano general”), la iluminación (“luz dorada del atardecer”), parámetros de la cámara virtual (lente, apertura) y modificadores de peso para dar más importancia a ciertos elementos. Es un lenguaje técnico que requiere conocimiento y práctica.
  3. Generación e Iteración: La IA genera una serie de borradores iniciales basados en el prompt. Rara vez el primer resultado es el deseado. Esta etapa implica generar docenas, a veces cientos, de variaciones.
  4. Curación y Selección: El creador humano ejerce su juicio estético y crítico para seleccionar los resultados más prometedores. Esta es una decisión 100% humana, basada en la visión original.
  5. Refinamiento y Edición Posterior (Post-Producción): El resultado seleccionado casi nunca es el producto final. El creador utiliza software tradicional (como Photoshop, Premiere, o herramientas de edición de audio) para corregir errores, combinar elementos de diferentes generaciones, ajustar colores, añadir detalles y, en definitiva, integrar la pieza generada por IA en un todo coherente. El caso de Jason Allen con su “Théâtre D’opéra Spatial” es un claro ejemplo: él mismo declaró haber realizado más de 900 iteraciones y un extenso trabajo de post-producción para llegar a la obra final.

Negar la autoría en este proceso es ignorar el 90% del trabajo, que es intensamente humano y creativo. La magia no reside en el algoritmo, sino en la inteligencia humana que lo guía.

Hoja de Ruta para una Regulación Inteligente en América Latina

América Latina no necesita inventar la rueda, pero sí debe actuar con decisión y rapidez para adaptar los modelos internacionales a su propia realidad.

Una estrategia regulatoria exitosa debería basarse en los siguientes pilares:

  1. Claridad Legislativa con Visión de Futuro:
    • Reformar las Leyes de Propiedad Intelectual: Es necesario modificar explícitamente las leyes para reconocer que el uso de una herramienta, por muy avanzada que sea, no anula la autoría humana. La legislación debe enfocarse en la existencia de un aporte humano sustancial y creativo en el proceso.
    • Establecer un Principio de Transparencia: Siguiendo el modelo de la USCO, se podría requerir que los creadores que registren obras declaren el uso de herramientas de IA. Esto no busca penalizar, sino crear un registro claro que permita a los tribunales y al mercado entender el origen de las obras.
  2. Fomento del Diálogo Público-Privado:
    • Crear Mesas de Trabajo Interdisciplinarias: Los legisladores no pueden regular en el vacío. Es crucial convocar a tecnólogos, desarrolladores de IA, artistas digitales, representantes de las industrias creativas, abogados especializados y académicos para diseñar una normativa que sea técnicamente informada y económicamente viable.
  3. Inversión en Educación y Capacitación:
    • Adaptar los Planes de Estudio: Las universidades y escuelas técnicas deben incorporar la “alfabetización en IA” en sus programas, enseñando no solo a usar las herramientas, sino también a comprender sus implicaciones éticas y legales.
    • Programas de Recapacitación (Upskilling): Los gobiernos deben apoyar programas para que los profesionales de las industrias creativas aprendan a integrar la IA en sus flujos de trabajo, aumentando su productividad y competitividad global.
  4. Explorar un Enfoque Regional Coordinado:
    • Armonización Regulatoria: En lugar de que cada país cree su propio marco, lo que generaría un mosaico de leyes confuso, organismos como el MERCOSUR o la Alianza del Pacífico podrían trabajar en directrices comunes. Un mercado digital único con reglas claras sería mucho más atractivo para la inversión extranjera y el talento local.

Una Decisión Estratégica, no un Apéndice Legal

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La forma en que América Latina regule la intersección entre la inteligencia artificial y la propiedad intelectual será un factor determinante de su prosperidad en el siglo XXI.

Aferrarse a definiciones del pasado por miedo o desconocimiento tecnológico es una receta para el estancamiento. Condenaría a la región a un papel secundario, importando tecnología y exportando talento.

La tarea es monumental, pero la oportunidad lo es aún más.

Se trata de construir un marco legal que proteja la creatividad humana en todas sus formas, que ofrezca certidumbre a los innovadores y que posicione a la región como un polo de desarrollo tecnológico y cultural.

La creatividad humana no se pierde cuando se une a la inteligencia artificial; se multiplica.

Quienes legislen con visión abrirán caminos de prosperidad.

Quienes legislen con miedo, simplemente construirán museos de una economía que ya no existe.

La elección es ahora.

 

Por Marcelo Lozano – General Publisher IT CONNECT LATAM

 

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