La Dra. Liliana Molina Soljan opina sobre la equidad de género en la tecnología

Equidad de Género en el Desarrollo Tecnológico: Perspectiva del siglo 21

Desde los albores de la humanidad, la evolución de las civilizaciones ha estado intrínsecamente ligada al progreso técnico relegando la importancia de la equidad de género en el desarrollo tecnológico.

La historia de la humanidad se ha forjado a través de la innovación en diversas áreas, desde la agricultura y la ganadería hasta el transporte y la guerra.

Equidad de Género en el Desarrollo Tecnológico

Sin embargo, uno de los aspectos menos explorados pero igualmente significativos es el papel de la equidad de género en el desarrollo tecnológico.

Los periodos de la prehistoria se caracterizan por transformaciones técnicas monumentales, muchas de las cuales están estrechamente vinculadas con la fundición y la aleación de metales.

Estos avances, junto con la evolución de herramientas, máquinas y planes racionales de acción, han sido pilares fundamentales en la construcción de nuestras sociedades.

La capacidad de fabricar y utilizar instrumentos ha sido un criterio distintivo de la especie humana a lo largo de milenios.

Es esencial reconocer que la técnica no es un fenómeno aislado de la dinámica social, sino que está intrínsecamente entrelazada con ella.

Históricamente, la contribución de las mujeres al desarrollo técnico ha sido subestimada o ignorada en gran medida.

Las narrativas dominantes han tendido a relegar a las mujeres al ámbito doméstico, pasando por alto su participación activa en la innovación y el progreso tecnológico.

Sin embargo, a medida que avanzamos hacia una sociedad más equitativa y consciente, es imperativo reconocer y valorar el papel fundamental de las mujeres en la historia de la tecnología. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han desempeñado un papel crucial en la innovación y la creación, contribuyendo con sus conocimientos y habilidades en diversos campos técnicos.

En la actualidad, la equidad de género en el ámbito tecnológico es más importante que nunca. Las mujeres continúan enfrentando barreras y desafíos en su participación en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM).

La brecha de género persiste en estas áreas, lo que limita el potencial innovador y creativo de nuestra sociedad en su conjunto.

Para abordar esta disparidad, es crucial implementar políticas y programas que fomenten la participación equitativa de mujeres y hombres en el desarrollo tecnológico.

Esto no solo promoverá la diversidad y la inclusión en el sector, sino que también enriquecerá la calidad y la relevancia de las soluciones tecnológicas que se desarrollan.

La historia de las civilizaciones es, en gran medida, la historia de sus técnicas.

Reconocer y valorar el papel de las mujeres en el desarrollo tecnológico es fundamental para construir un futuro más justo, equitativo y próspero para todos.

En un mundo cada vez más impulsado por la innovación, la equidad de género no es solo una cuestión de justicia social, sino también un imperativo para el progreso humano.

La Evolución de la Filosofía de la Técnica en la Era Moderna: Reflexiones sobre Ciencia, Moral y Tecnología

La intersección entre los aspectos de la vida humana y los problemas filosóficos ha sido un tema de exploración constante a lo largo de la historia.

Esta reflexión ha configurado la realidad en la que vivimos, dando forma a nuestras percepciones sobre la ciencia, la moral y, más recientemente, la tecnología.

Equidad de Género en el Desarrollo Tecnológico

En las últimas décadas, hemos sido testigos de un creciente interés en la filosofía de la técnica como una disciplina de importancia cada vez mayor.

Este interés ha sido impulsado en gran medida por el surgimiento de figuras que, detrás de un discurso pseudo-mesiánico, han intentado tejer puentes entre la ciencia y la tecnología.

Lo que entendemos hoy como tecnología y el papel que la técnica ocupa en nuestras sociedades es radicalmente diferente a lo que se entendía en épocas pasadas.

Anteriormente, la técnica se percibía principalmente como un conjunto de habilidades prácticas y conocimientos técnicos utilizados para manipular el mundo físico.

Sin embargo, en la era moderna, la tecnología ha adquirido una relevancia sin precedentes en todos los aspectos de nuestras vidas.

Desde la comunicación hasta la medicina, desde el transporte hasta la educación, la tecnología permea prácticamente todos los aspectos de la sociedad contemporánea.

Este cambio de paradigma ha llevado a una reevaluación profunda de la relación entre la ciencia, la tecnología y la moral.

En un mundo dominado por la tecnología, surgen preguntas éticas y filosóficas complejas sobre el uso y el abuso de la tecnología, así como sobre su impacto en la humanidad y en el planeta en su conjunto.

La filosofía de la técnica busca abordar estas cuestiones, explorando el significado y las implicaciones de la tecnología en la sociedad contemporánea.

Al hacerlo, se enfrenta a desafíos y dilemas éticos que requieren un enfoque multidisciplinario y reflexivo.

La filosofía de la técnica emerge como una disciplina crucial en la era moderna, en la que la tecnología desempeña un papel central en nuestras vidas.

A medida que nos adentramos en un futuro cada vez más tecnológico, la reflexión filosófica sobre la naturaleza y el impacto de la tecnología se vuelve indispensable para forjar un camino hacia un desarrollo humano sostenible y ético.

La Intersección entre Ciencia y Tecnología: Reflexiones sobre Tecnociencia y Progreso Científico

La distinción tradicional entre ciencia y tecnología, entendidas como disciplinas independientes, está siendo desafiada en la actualidad mediante un fenómeno conocido como tecnociencia.

Este término busca diluir la separación entre las ciencias y la tecnología, reconociendo su interdependencia y su capacidad para influirse mutuamente en la generación de conocimiento y desarrollo tecnológico.

Para comprender la importancia y las implicaciones de la tecnociencia, es fundamental analizar dos conceptos centrales: el progreso científico y la noción de innovaciones tecnológicas.

El progreso científico ha sido durante mucho tiempo el eje central de la filosofía y la metodología de la ciencia.

Hasta hace algunas décadas, constituía un ejemplo central para caracterizar el método científico, ya que afectaba al núcleo mismo de cómo entendemos el proceso de incremento del conocimiento.

Este concepto se relaciona directamente con espacios semánticos, lógicos, epistemológicos e históricos, hasta el punto en que la respuesta que se dé a la pregunta sobre el progreso de la ciencia condiciona el resto de la posición filosófica de la ciencia.

Su importancia para la metodología de las ciencias es equivalente a la que puede tener la noción de objetividad para la epistemología.

Sin embargo, en la era de la tecnociencia, la noción de progreso científico se ve desafiada por la creciente interacción entre la ciencia y la tecnología.

La generación de conocimiento científico ya no se limita exclusivamente a la investigación teórica y experimental, sino que también se nutre de los avances tecnológicos que facilitan la observación, la recopilación y el análisis de datos a una escala sin precedentes.

A su vez, los descubrimientos científicos impulsan el desarrollo de nuevas tecnologías y aplicaciones prácticas que transforman nuestra vida cotidiana.

Este fenómeno de convergencia entre ciencia y tecnología plantea desafíos y oportunidades tanto para la filosofía de la ciencia como para la sociedad en su conjunto.

La tecnociencia nos obliga a repensar nuestras concepciones tradicionales sobre la naturaleza y el progreso del conocimiento científico, así como sobre el papel de la tecnología en la configuración de nuestro mundo.

La tecnociencia representa una nueva forma de entender la relación entre ciencia y tecnología, destacando su interdependencia y su capacidad para generar innovación y progreso en diversas áreas del conocimiento humano.

Esta intersección desafía nuestras concepciones tradicionales y nos invita a explorar nuevas perspectivas sobre la naturaleza y el futuro de la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

La Interacción entre Objetividad, Progreso Científico e Innovación Tecnológica: Una Perspectiva Filosófica

La objetividad, como principio fundamental, contribuye a configurar los componentes básicos del conocimiento científico.

Este concepto establece las bases para la imparcialidad, la fiabilidad y la replicabilidad en la investigación científica, permitiendo la construcción de un cuerpo de conocimiento sólido y confiable.

Por otro lado, el progreso científico desempeña un papel central en la articulación del marco intelectual de la metodología científica. Este concepto implica el avance continuo del conocimiento, la revisión y el perfeccionamiento de teorías y modelos, así como la generación de nuevas preguntas y áreas de investigación.

El progreso científico proporciona una dirección y un propósito a la empresa científica, impulsando la búsqueda constante de una comprensión más profunda y precisa del mundo que nos rodea.

En cuanto a la innovación tecnológica, si bien forma parte del conjunto de temas estudiados por la filosofía y la metodología de la tecnología, a menudo se considera de menor relevancia que el progreso científico.

Esto se debe a que la innovación tecnológica está englobada en el campo metodológico general de la tecnología, donde otras nociones como la eficacia y la eficiencia tienen un protagonismo mayor.

Sin embargo, la innovación tecnológica recoge uno de los rasgos básicos de la actividad transformadora que conforma el quehacer tecnológico: la creatividad.

La tecnología, condicionada por la creatividad, busca constantemente nuevos fines y medios para alcanzar los objetivos propuestos, aunque estén imbuidos de una clara impronta metodológica.

La creatividad impulsa la exploración de nuevas ideas, enfoques y soluciones, lo que alimenta el ciclo de innovación tecnológica y el progreso de la sociedad en su conjunto.

Es importante reconocer que el progreso científico y la innovación tecnológica no son expresiones situadas al mismo nivel.

Para empezar, “progreso” no es un término neutral semánticamente, sino que está cargado de un sentido positivo que implica avance, mejora y superación de las limitaciones previas.

Mientras que el progreso científico se centra en la expansión del conocimiento teórico y empírico, la innovación tecnológica se enfoca en la aplicación práctica de dicho conocimiento para resolver problemas y mejorar la calidad de vida.

La interacción entre objetividad, progreso científico e innovación tecnológica constituye un campo fértil para la reflexión filosófica y metodológica.

Estos conceptos, aunque diferentes en su enfoque y aplicación, están intrínsecamente relacionados en el proceso de búsqueda del conocimiento y el desarrollo humano.

Reflexiones sobre la Naturaleza de la Innovación Tecnológica y el Progreso Científico

Es cierto que la innovación no siempre implica un paso positivo, ya que pueden surgir innovaciones contraproducentes que generen resultados no deseados o incluso negativos.

Por lo tanto, no podemos hablar de progreso en la ciencia si introduce algo desfavorable.

En contraste, el desarrollo tecnológico tiende a ser más similar al desarrollo científico, ya que implica cambios en una dirección que inicialmente pueden parecer beneficiosos, pero que también pueden llevar consigo riesgos o efectos no deseados.

La innovación tecnológica, al igual que el desarrollo científico, puede generar cambios que inicialmente parezcan positivos pero que, con el tiempo o bajo ciertas circunstancias, puedan tener consecuencias negativas.

Es por eso que debemos ser conscientes de que tanto la ciencia como la tecnología están sujetas a incertidumbres y riesgos inherentes, y que el progreso en estas áreas no es lineal ni garantiza resultados siempre favorables.

En cuanto a las diferencias metodológicas entre el progreso científico y la innovación tecnológica, es importante destacar que corresponden a dos tipos de argumentación distintos.

La argumentación científica tiende a seguir un enfoque hipotético-deductivo, donde se plantean hipótesis y se deducen conclusiones a partir de ellas.

En cambio, la argumentación tecnológica es más imperativa e hipotética, ya que se centra en indicar los medios necesarios para alcanzar ciertos fines de acuerdo con los objetivos previamente establecidos.

Desde esta perspectiva, la tecnología proporciona un conjunto de herramientas y métodos para lograr ciertos objetivos, lo que implica una planificación y una toma de decisiones basada en la eficacia y la eficiencia.

Sin embargo, siempre existe la posibilidad de que los resultados tecnológicos no sean completamente predecibles o que puedan surgir consecuencias no previstas, lo que requiere una evaluación continua y una adaptación a medida que se desarrolla la tecnología.

Si bien el progreso científico y la innovación tecnológica tienen similitudes en cuanto a su capacidad para generar cambios y mejoras, también presentan diferencias significativas en términos metodológicos y de argumentación.

Ambos campos están sujetos a incertidumbres y riesgos, lo que subraya la importancia de abordarlos con un enfoque crítico y reflexivo para maximizar sus beneficios y minimizar sus posibles impactos negativos.

La Distinción entre Efectividad y Costos en la Utilización de Medios Propuestos

La efectividad de los medios propuestos y los costos estimados son consideraciones fundamentales al evaluar la viabilidad y la racionalidad de un curso de acción.

Si los medios propuestos son efectivos y los costos estimados son aceptables, entonces su utilización puede considerarse racional.

Sin embargo, si estos criterios no se cumplen, sería irracional seguir adelante con ese curso de acción.

Por otro lado, tanto el progreso científico como la innovación tecnológica presentan diferencias significativas desde una perspectiva epistemológica.

Mientras que el progreso científico se centra principalmente en el incremento del conocimiento, la innovación tecnológica se basa en aplicar ese conocimiento científico para transformar la realidad existente.

La innovación tecnológica no solo implica adquirir nueva información, sino también introducir esa información en los sistemas existentes para modificar el estado de las cosas y crear nuevas situaciones que no serían posibles de otra manera.

Los valores y objetivos buscados en la innovación tecnológica pueden variar considerablemente, ya que se orientan hacia la eficacia, la eficiencia y la creación de valor en el contexto de las necesidades y demandas de la sociedad.

Desde una perspectiva de valores, la tecnología presenta una mayor complejidad que el progreso científico.

Los valores en juego en la innovación tecnológica abarcan desde la efectividad y la eficiencia hasta consideraciones éticas, sociales y ambientales.

Además, los valores internos de la tecnología, como la estructura bipolar entre ser efectiva o eficiente, agregan una capa adicional de complejidad a la toma de decisiones en el desarrollo y la implementación de tecnologías.

La evaluación de la efectividad, los costos y los valores desempeña un papel crucial tanto en el progreso científico como en la innovación tecnológica.

Sin embargo, estas actividades difieren en sus objetivos, enfoques metodológicos y consideraciones éticas, lo que requiere un análisis cuidadoso y una reflexión crítica para garantizar que se maximicen los beneficios y se minimicen los posibles impactos negativos en la sociedad y el medio ambiente.

La Interacción entre Valores y Limitaciones Externas en Ciencia y Tecnología

Los valores en la ciencia y la tecnología presentan una complejidad mayor cuando se consideran tanto los fines como los costos aceptables.

Esta complejidad se amplía aún más al considerar los valores externos que influyen en la tecnología, incluyendo aspectos éticos, sociales, culturales, económicos, políticos y ecológicos, entre otros.

Estos valores externos son especialmente relevantes para determinar qué es deseable o qué se debe evitar en el ámbito tecnológico, ya que la tecnología tiene un impacto directo en la sociedad y en el entorno.

Desde una perspectiva económica, la tecnología tiene una incidencia mucho mayor en la vida humana y social que la ciencia, lo que hace que su valoración en términos tanto positivos como negativos sea mucho más significativa.

Por lo tanto, los límites externos y los valores sociales tienen un peso considerable en la tecnología, lo que puede influir en los objetivos y en la dirección de la innovación tecnológica.

La innovación tecnológica se lleva a cabo cuando los objetivos buscados son compatibles con los sistemas de valores asumidos tanto por quienes desarrollan la tecnología como por el entorno social en el que operan.

Esta interacción entre valores internos y externos contribuye a dar forma a la dirección y el alcance de la innovación tecnológica.

A pesar de las diferencias conceptuales entre ciencia y tecnología, su interdependencia práctica es innegable.

La innovación tecnológica puede contribuir al progreso científico, y a su vez, los avances científicos pueden influir directamente en la innovación tecnológica.

Esta interdependencia práctica no difumina la diferencia conceptual entre ciencia y tecnología, pero sí sugiere una ruta intermedia hacia una genuina tecno-ciencia, donde ambos campos se complementan y se potencian mutuamente.

La ciencia y la tecnología ofrecen formas distintas de racionalidad, caracterizadas por sus propias limitaciones y potencialidades.

Reconocer esta diferencia conceptual no impide reconocer las interdependencias prácticas entre ambos campos, pero sugiere la importancia de abordarlos de manera integral y complementaria para maximizar su impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.

La actividad científica y el quehacer tecnológico presentan divergencias significativas tanto en términos internos como externos. Internamente, estas divergencias abarcan aspectos semánticos, lógicos, epistemológicos, metodológicos y ontológicos, lo que dificulta su unificación conceptual bajo el término de tecno-ciencia.

Equidad de Género en el Desarrollo Tecnológico

Además, las diferencias externas, especialmente en cuanto a la complejidad y la incidencia de valores éticos, sociales, culturales, políticos, ecológicos y estéticos, añaden una capa adicional de complejidad y desafío a la unificación conceptual.

Aunque el progreso científico y la innovación tecnológica pueden estar casualmente interrelacionados y beneficiarse mutuamente en ciertos casos, es fundamental reconocer y mantener su distinción conceptual.

Ambos campos tienen sus propias características y objetivos, y aunque pueden influirse entre sí, cada uno sigue su propio camino hacia el avance del conocimiento y la mejora de la sociedad.

Por lo tanto, debemos seguir considerando la actividad científica y el quehacer tecnológico como entidades distintas y complementarias.

Reconocer sus diferencias y su interdependencia nos permite apreciar la diversidad y la riqueza del conocimiento humano y nos impulsa a abordarlos de manera integral y multidisciplinaria para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que enfrenta nuestra sociedad en constante evolución.

 

Por Dra. Liliana Molina Soljan – Especialista en Derecho Digital y Analista de Tecnología

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